¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Tomaré, acaso, los miembros de Cristo y los irrespetare? ¡De ningún modo! (Cf. 1 Corintios 6:15,16)
Las cenizas o los restos del cuerpo de nuestros seres queridos deben ser tratados con mucho respeto y merecen descansar en un campo santo.