Y aquel ladrón decía: Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces El Señor le dijo: En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso. (Lc 23,42 - 43)
Si el Señor le concedió el Paraíso a un criminal que a última hora se confió en Jesús, cuanto más aquel ser querido que se bautizo en el señor y siempre creyó en Él.