Entonces él dijo: ”Te ruego, pues, padre, que lo envíes a la casa de mi padre, pues tengo cinco hermanos, de modo que él los prevenga” (Cf. Lc 16,27)
Nuestros seres queridos en la otra vida oran siempre por nosotros, para que, siguiendo a Cristo, merezcas ir al cielo, tú tampoco te olvides de ellos, visítalos en su última morada y ofrece oraciones por ellos.